El mundo que nos rodea va cambiando, y por eso la forma de ver y hacer las cosas también va cambiando. Por eso aquellas personas que se plantean estudiar alguna carrera universitaria como la de ingeniería deben plantearse no sólo qué es lo que va a aprender, sino que según aprenden deben pensar en lo que pueden aportar ellos al mundo que se le abre por delante cuando acaben la carrera, y ya no solo cuando acaben sino desde que empieza.
El mundo es muy competitivo y hay que tener mucha imaginación para resolver los problemas que quizás nos hayan dejado otros, por ejemplo, en cuanto al estado de las carreteras, no es solo construir una carretera para poder llegar de un punto a otro, es mejorar la calidad de nuestro trabajo, hacer nuestras carreteras más seguras, y ante todo, que hoy es casi lo más importante, hacerlo en el menor espacio de tiempo posible.
Somo impacientes por naturaleza y queremos lo que antes se conocía como las tres b: bueno, bonito y barato, añadiendo rápido.
Y ya no es sólo construir una carretera o hacer una estructura, es pensar en el impacto que va a tener en la sociedad y últimamente también con el medio ambiente, la gente está empezando a concienciarse mucho con el tema, por lo que hay que tratarlo y tenerlo en cuenta en cada proyecto que hagamos.
Hoy es difícil poder sobresalir, porque hay muchas incógnitas en la ecuación, pero se puede conseguir.