Construiran Rellenos Sanitarios en RD

 

Ante la complicada situación medioambiental que representa para República Dominicana albergar en su pequeño territorio a 354 vertederos, el Ministerio de Medio Ambiente se propone a largo plazo reducir al mínimo esta cantidad, con la construcción de por lo menos 10 macro rellenos sanitarios, uno en cada región del país.

Los macro rellenos serían equilibrados con la construcción de estaciones de transferencias municipales, que permitirían el depósito temporal de la basura hasta llevarla a su destino final. De esta manera se reduciría la cantidad de viajes al depósito que harían las municipalidades.

Un macrovertedero se concibe como un espacio técnicamente diseñado y operado, donde la basura es tratada, las aguas (lixiviados) son desviadas y manejadas en una planta de tratamiento y los gases, recogidos y procesados para que no vayan al ambiente.

Francisco Flores Chan, director de Protección Ambiental de la institución, expresó que ya han comprobado que técnicamente estos macrovertederos son factibles, porque la mayoría de las demarcaciones del país están a menos de 50 kilómetros de distancia, lo que facilita el traslado de la basura y la reducción de costos.

En esta ruta estratégica, la región que más adelanto presenta es la Este, que ya cuenta con los diseños de cuatro rellenos sanitarios, como consecuencia de un proyecto auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El «Estudio de Factibilidad para el Diseño de una Solución para la Disposición de Desechos sólidos en la Región Este», preparado por el consorcio domínico-español Getinsa-IG-ICMA y entregado a Medio Ambiente en octubre de 2010, propone la construcción de cuatro macrovertederos: San Pedro de Macorís (con cuatro estaciones de transferencia), La Altagracia (con tres plantas de transferencia), Monte Plata (con tres plantas de transferencia), y Sabana de la Mar, que tendría una.

Dos de los rellenos contarían con planta de reciclaje incluida, y conllevarían, con toda la infraestructura de mantenimiento, una inversión que oscila entre US$120 y US$150 millones, un monto alto para la realidad económica de los ayuntamientos del país. El ingeniero sanitario Roberto Castillo Tió, que lideró la parte local del estudio, entiende que se debería comenzar por los rellenos de San Pedro de Macorís, y La Altagracia, porque resolverían la disposición final de los desechos sólidos en las zonas turísticas más importantes del país.

Sin embargo, entre las autoridades municipales del Este, poco es lo que se sabe del rumbo que ha tomado el proyecto, el cual fue muy alardeado por la Mancomunidad de Municipios. En este sentido, Flores Chan explica que la iniciativa está detenida, porque los resultados del estudio arrojaron que llevar la basura a un vertedero común y darle el trato adecuado implicaría una inversión de US$60 a US$70 por tonelada, una cifra que sobrepasa la media de América Latina, que es US$17, y que los municipios no están en capacidad económica de sostener.

Castillo Tió reconoce que la cifra es cara para el medio local, pero enfatiza que «eso es lo que cuesta».

Señala que el problema es que los municipios dominicanos no han contado con los recursos económicos para asignar los fondos a la disposición final de los desperdicios, que es la tarea pendiente más importante de los cabildos. Actualmente los ayuntamientos sólo reciben un 6% del 10% de los fondos que establece la Ley 166-03, situación que le limita las inversiones.

El ingeniero sanitario indica que en las condiciones actuales en que la basura se deposita a cielo abierto, los municipios apenas invierten un dólar por tonelada.

Para Castillo Tió, construir un relleno sanitario es una decisión esencialmente económica que requiere planificar la gestión, recolección, transporte, disposición de la basura, la operación del relleno, y hasta el uso que se dará al terreno una vez haya agotado la vida útil. En términos menos técnicos, estos espacios deben minimizar la producción de lixiviados, propiciar un control de los vectores y las emisiones al medio ambiente, para que la gente vivan mejor.

Frenos

La mayor limitación para la construcción de los macrovertederos son los fondos. Beatriz Alcántara, encargada de Ordenamiento Territorial y Gestión Ambiental de Fedomu, indica que con las condiciones financieras actuales, los cabildos no están en capacidad de asumir estas inversiones.

Construir un relleno sanitario -calcula Flores Chan- cuesta entre los RD$30 millones y RD$40 millones. Pero a diferencia de Alcántara, entiende que el monto no es problema, porque sería dividido entre las distintas municipalidades participantes.

Asegura que la inversión no es tan cuantiosa como se cree, ya que el problema es más de capacidad y de manejo. «Tenemos comprobado, primero que no hay tanta basura, y que la tipología es cuarenta y nueve por ciento orgánica. El resto es vidrio, plástico, y así por el estilo».

Pero Alcántara, que ve el tema desde la óptica de los ayuntamientos, la única forma de que se materialice este proyecto es con la ayuda del gobierno central u organismos internacionales.»Necesariamente debe ser intervención del gobierno central, porque si los cabildos no tienen para sus responsabilidades mínimas, mucho menos para meterse en una intervención de esa naturaleza», señala la técnica municipal.

Menciona que sólo el diagnostico ambiental para determinar si se puede construir un vertedero cuesta unos RD$200,000. «Es muy costoso (el proceso de construcción)», asegura.

Otra traba que deberá superarse es la resistencia de los alcaldes a depositar la basura en un solo lugar, por la creencia de que les resultaría más costoso. Alcántara refiere el caso de Pedernales donde se intentó hacer un relleno común, que estaría a cinco kilómetros de cada una de las municipalidades, pero la iniciativa se frenó porque los ayuntamientos alegaron que estaba muy lejos y que saldría más costoso.

Pero quizás, el mayor de los retos sea convencer a las comunidades de que tener un vertedero gigante en su territorio no será un problema para sus vidas. Por eso el ingeniero Castillo Tió, insiste en que es necesario ponerse de acuerdo en el punto territorial en que se hará, porque llámese como se llame, «la gente siempre lo va a ver como una exposición, un riesgo innecesario». Destaca que se necesita que las autoridades hagan una gestión responsable y fiable, para que la población pueda confiar. Se debe mantener también la calidad de los diseños, tanto de fase constructiva como operacional, y en la fase de posclausura.

Otros proyectos macros

Actualmente en el país hay otras propuestas para desarrollar rellenos sanitarios mancomunados, El BID apoya un estudio de factibilidad para la construcción de uno que reciba los desperdicios del Distrito Nacional y los municipios de la provincia Santo Domingo, ante la cercanía del cierre de Duquesa.

De manera particular, el gobierno tiene interés en un relleno común para la provincia de Samaná. En este caso, Flores Chan indicó que ya se realizaron los estudios y el diseño con el respaldo de la USAID. «El Presidente está más interesado que cualquiera en el vertedero de Samaná, él ha preguntado por eso y a Bienes Nacionales le ha dicho que busque el terreno y que lo done», asegura el funcionario. Pero cuando se le cuestiona por qué no arranca la obra, responde que se debe «a los procesos burocráticos».

De manera particular, en Haina, con el patrocinio de los Fondos FERD, de Francia, también preparan el diseño de un relleno sanitario que será «modelo», según el alcalde Marino Lora.

En Elías Piña, en el sur fronterizo, también hacen aprestos para crear su relleno sanitario, para depositar la basura de Comendador, El Llano y el distrito municipal Guayabo.